Fundamentos de la cata de vinos. Fase visual.

Después de unos años donde se ha impuesto la moda de la cata de vinos parece que la gente se ha dado cuenta del snobismo que hay alrededor de este mundo. Hay muy pocas personas capaces de catar un vino y apreciar realmente todos los aspectos y esas personas lo han conseguido entrenando su nariz y con mucho trabajo (summilleres que llevan en ello muchos años), luego hay otro grupo de personas (más numerosos) que se dedican a ello profesionalmente y cada uno aprecia los aspectos en los que está entrenado (enólogos, bodegueros, restauradores...) y por último está otro grupo de gente (más numeroso todavía) a los que les gusta el vino y saben si un vino les gusta o no pero no seríamos capaces (y me incluyo en este grupo) de diferenciar un buen vino de un vino excelente.

Pues bien, ¿cómo se cata un vino?. ¿Que hay que mirar?

Una cata de vinos está dividida en tres fases cuyo orden de ejecución es fase visual, fase olfativa y por último fase gustativa.

La primera norma para catar un vino es pensar: ¿Me lo tomaría?. Por lo tanto tanto el color, como el olor como el gusto tienen que ser apetecibles.

Hoy me voy a referir a la fase visual.
En esta fase hay que fijarse en el color del vino. Ya comenté en Momento óptimo de consumo del vino cómo había que mirar el vino. 

La copa adecuada para ello es la llamada catavinos que tiene la forma de la imagen; hay que llenarla 1/3 de su capacidad y sujetarla por el tallo. Se inclina la copa 45º y se observa el vino sobre un fondo blanco.

Lo primero que hay que mirar es que el vino esté limpio y brillante, es decir, no esté turbio. Para describir este punto se pueden utilizar palabras como limpio, transparente, opalescente, opaco, velado, lechoso o turbio entre otras. Si el vino no está limpio es debido a que tiene en suspensión partículas procedentes de la uva o de la fermentación (comunmente llamados posos) y que pueden ser eliminados mediante la decantación. 

Lo segundo a observar será la capa o intensidad del color. Si al mirar a través de la copa                                              con vino tinto inclinada sobre un folio escrito no podemos leer el folio diremos que la capa o intensidad de color es alta. Si se lee con dificultad es media y si se lee fácilmente la capa es baja. Por descontado un vino tinto tendrá una capa alta y un vino blanco una capa baja.

Lo siguiente a mirar será el color. Un vino blanco será color amarillo con matices como pálido, verdoso,  limón, paja o pajizo. Un vino rosado puede tener color desde los rosas hasta los naranjas (rosa, violeta, rosa cereza, rosa frambuesa, rosa anaranjado, rosáceo, rojizo, piel de cebolla, anaranjado, salmón...) y por último un tinto es rojo con matices como claro, oscuro, rojizo, violeta, púrpura, violáceo, cereza, picota, picota madura, bermellón, grosella, sangre, ladrillo, carmín, rubí, granate, negro, teja, anaranjado, amarillento, marrón, etc. 

Por último hay que mirar el color del ribete que es la circunferencia superior que queda  en contacto con el cristal de la copa. Cuanto más viejo sea un vino tinto más claro será el ribete (ladrillo, teja, marrón...) y en un vino blanco será más oscuro (naranja, anaranjado, pardo...)

Como ejemplo de la fase visual de un vino tinto se puede decir: color rojo cereza con ribete teja.

Un vino tinto joven tendrá colores tirando al morado (nazareno) y un crianza tendrá ribetes teja que denotan más edad. Un vino blanco con mucha intensidad de color denota edad.

Otra cosa que se puede ver observando un vino es su cuerpo a través de la fluidez. Para ello se remueve la copa en sentido rotatorio y dejamos que se pare. Entonces miramos las gotas que se han quedado pegadas al cristal y que van resbalando por las paredes. Esas gotas son las llamadas lágrimas y su presencia indica un vino pesado y con cuerpo (vino con mucho alcohol y/o mucha glicina).

---

Seguro que te interesa...

Momento de consumo óptimo

Los sabores en la lengua

Fase olfativa de la cata